Maldiciones de película; de la ficción a la realidad

Cintas que no solo fueron o son un riesgo para quienes las ven y saben que todo es parte de la ficción, hasta que se dan cuenta de que en la vida real, actores, equipo técnico y de producción fueron víctimas de muertes extrañas

Películas de terror hay inumerables, pero pocas han sido tan peligrosas como su realidad. Cintas que no solo fueron o son un riesgo para quienes las ven y saben que todo es parte de la ficción, hasta que se dan cuenta de que en la vida real, actores, equipo técnico y de producción fueron víctimas de muertes extrañas. Historias surgidas de la imaginación, del sueño; historias de mentira. No todas se han quedado en eso. Algunas películas han saltado la barrera que separa la ficción de la vida real y se han cubierto con un halo de misterio más terrorífico que su propio guión. Poltergeist es una de los grandes exponentes del género de terror. Estrenada en 1982 pronto se convirtió en un éxito de taquilla y más exitosas de todos los tiempos. Posteriormente se rodaron la segunda y la tercera parte, que siguieron con una sucesión de muertes repentinas y en extrañas circunstancias iniciada con la primera entrega. La cadena de muertes acaecida en Poltergeist se inicia con la de Dominique Dune (Dana Freeling), una de las hermanas de la pequeña protagonista abducida por el televisor. Poco tiempo después del estreno de la película, Dominique fue estrangulada brutalmente por su novio a la puerta de la casa que ambos habían compartido, malogrando una prometedora carrera en Hollywood. Años más tarde de este suceso se comenzó a grabar la segunda parte de la saga, Poltergeist II. Al terminar el rodaje dos de los actores sufrieron sendas muertes repentinas. Julian Beck, que interpretaba al maléfico sacerdote Henrry Kane, fue ingresado a las pocas semanas de terminar el rodaje y murió de un cáncer de estómago fulminante. También el actor de origen indio Will Sampson, que interpretaba a un chamán (antítesis del nombrado reverendo) enviado para ayudar a la familia, sufrió complicaciones post-operatorias tras un trasplante de corazón y falleció en el hospital.La última parte protagonizó la muerte más extraña. Heather O’Rourke, la pequeña niña de ojos azules y cabellos dorados que hablaba con los espíritus, murió con tan sólo 12 años de edad sin ver estrenada la película. Heather ingresó en el hospital con una afección que no supieron diagnosticar a tiempo y murió de una estenosis intestinal. El exorcista tiene una de las historias más inquietantes del cine de terror. Numerosos incidentes extraños se sucedieron durante el rodaje de la película, hasta tal punto que un sacerdote bendecía a los actores y al equipo técnico al comienzo de cada jornada. Aún así, se incendió el estudio de grabación y hubo que parar el rodaje varias semanas, murieron hasta nueve personas del equipo en circunstancias no esclarecidas, incluso un actor murió después de rodar su propia muerte, desaparecieron metros de película ya filmada, familiares de los protagonistas de la película fallecieron o sufrieron fuertes accidentes. El clima de pánico y psicosis era total entre el equipo. Incluso el productor de la cinta aseguró que era como si alguna fuerza maligna acechara la película. Una vez estrenada, los casos de posesión maléfica se multiplicaron por todo el mundo. Los espectadores vomitaban en el cine al presenciar a la niña Linda Blair, cuya carrera acabó con la saga, dando vueltas a su cabeza como una peonza, incluso algún espectador sufrió ataques de epilepsia durante el visionado de la película. La semilla del diablo, estrenada en 1968, causó una gran conmoción en la sociedad de la época al representar la historia de una mujer embarazada del hijo del diablo. El director, Roman Polanski, sin saberlo, estaba llevando la tragedia desde el guión a su vida peronal. La película enfureció a las sectas satánicas, ya que revelaba secretos de sus rituales y el director fue personalmente amenazado. Un año después del estreno, Polanski regresó de un viaje y se encontró a a su mujer, Sharon Tate, que estaba embarazada de ocho meses, y a un grupo de cuatro amigos muertos en su casa. El psicópara Charles Manson y seguidores de su secta se habían colado en casa de los Polanski y habían hecho pagar al director con sangre. También La Profecía trataba el tema del hijo del anticristo. Durante su rodaje se sucedieron una acumulación de coincidencias escalofriantes. El padre del supuesto hijo del diablo, interpretado por Gregory Peck, viajó en un avión que recibió el impacto de un rayo mientras se dirigía a comenzar el rodaje. Un guionista de la cinta hizo el mismo trayecto unos días más tarde y también fue alcanzado por otro rayo. Parece que algo no quería que la película se rodara. Además, otro avión que iban a utilizar para una escena de la película, se estrelló el día de antes contra un coche en el que, casualmente, viajaban la mujer e hijos del piloto. El IRA atentó en una estación de metro situada al lado del hotel que frecuentaba el equipo de la película. Y como colofón, un técnico de efectos especiales tuvo un accidente de coche con su novia y esta murió decapitada. En el punto mismo donde tuvieron el accidente el técnico vio un cartel que rezada: Ommen 66,6 km.. El nombre de La Profecía en inglés es The Omen. El propio director, Richard Donner, aseguro que toda la grabación de la película estuvo repleta de hechos inexplicables.


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